En Cundinamarca, algunos políticos de nuevo cuño y otros de vieja estirpe, por supuesto la gran mayoría agremiados en la Unidad Nacional Santista y el Centro Democrático Uribista, predican por estos días con renovado fervor, la vieja máxima gatopardista de que ojalá en las elecciones de este año ‘todo cambie para que todo siga igual’.
Los cundinamarqueses no aguantan más de lo mismo y menos de aquellos como Jorge Rey que representan el continuismo neoliberal y clientelar de Pablo Ardila, Andrés González y Álvaro Cruz, todos de comprobada raigambre uribosantista con un legado desastroso. Veamos por qué: El departamento está conformado por 116 municipios y según el Dane (2011) es el tercero con mayor crecimiento poblacional: 2.5 millones de habitantes, de los cuales el 43% residen en el sector rural; su producción representa el 5 % del PIB y a nivel nacional, es considerado el sexto centro de desarrollo económico y su gobernación cuenta con un presupuesto general de casi 2,3 billones de pesos. En materia ambiental es uno de los principales en recursos naturales, hídricos y mineros del país. Pese a todo esto, la situación económica y social de la mayoría de sus ciudadanos es precaria. En materia de desplazamiento forzado, durante los últimos 20 años, ha pasado de ser expulsor de población a ser receptor, como es el caso del municipio de Soacha. En términos educativos la cosa no podría ser más lamentable, de 243.882 jóvenes entre 17 y 21 años sólo el 23% accedió a la educación superior en el año 2013 (MEN-SNIES). Pero, ¿Qué responsabilidad tienen aquellos ex gobernadores frente a este panorama? Miremos un breve perfil de los antecesores del aspirante a nuevo ‘Rey’ de la comarca. Pablo Ardila, liberal y ferviente promotor de las políticas del expresidente Uribe y su ex ministro de defensa Juan Manuel Santos, se destacó por sus excentricidades, sus presuntos nexos con grupos ilegales y las supuestas irregularidades en la adjudicación y seguimiento de contratos. En especial en el caso de un embalse en Subachoque, proyecto que al final de su administración y luego de múltiples e inexplicables retrasos y sobrecostos no estuvo terminado. Obra valorada en 5.660 millones de pesos y que debía ejecutarse en un año. Embalse que habrían agradecido, quienes no tuvieron más remedio que ver con impotencia, como nadaban sus enseres y pertenencias en las aguas que cubrieron los territorios de la sabana occidente y norte durante el invierno de 2011. Siguiendo con la tradición, el tres veces gobernador Andrés González y ex concejal de La Vega, hoy embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos (OEA), brilló por su ineficacia ante la mencionada crisis invernal de 2011; además de ser protagonista de señalamientos como presunto receptor de dineros de DMG para su campaña y por ser el más eficiente y eficaz impulsor de las privatizaciones, la especulación y el capital financiero. En materia de privatizaciones se destaca lo aprobado por él en su Decreto 00180 de 2008 donde se determinó la implementación del Plan Departamental de Aguas y se comprometieron de manera irresponsable las vigencias presupuestales futuras de muchos municipios (recursos públicos) para la creación de una empresa de aguas con características privadas (sociedad por acciones) y administrada por gestores particulares, hoy operada por Empresas Públicas de Cundinamarca S.A. ESP constituida con el concurso y recursos de 108 municipios. Creada extrañamente, tres meses antes de ser sancionado dicho decreto. De más reciente recordación pero de vieja data aparece Álvaro Cruz, ex concejal de San Juan de Río Seco, dos veces gobernador y secretario de obras de Andrés González en 1998. Es recordado por su participación en 2001 del cierre de los históricos colegios Femenino y Silveria Espinosa y los conflictos de intereses por su supuesta vinculación con ICM Ingenieros S.A., empresa que ejecutó un controvertido contrato de pavimentación en Bogotá, como lo denunció en su momento el periodista Daniel Coronel para la revista Semana. Para continuar con la tradición, este año es el turno para un nuevo y lampedusiano heredero. Jorge Emilio Rey Ángel, joven ‘gatopardo’ que luego de ser electo el año pasado como Representante a la Cámara y a pocos meses de posesionarse, renunció para aspirar según él, desinteresadamente a la Gobernación. El nuevo aspirante a la ‘corona’, ex alcalde de Funza y ex Director del Instituto de Acción Comunal en la administración de Álvaro Cruz, cercano al actual vicepresidente y superministro de la infraestructura Germán Vargas Lleras y de frenética carrera política, lo presentan como el joven renovador de la vieja casa Ardila-González-Cruz. Cundinamarca o 'nido del cóndor', como se traduce del quechua ancestral, ha sido gobernado siempre por los mismos ‘reyes’ casi de manera monárquica. No solo por los que llegan y repiten, sino por la forma como manipulan a su electorado escondiéndose detrás de un aire de renovación y aparentes ‘buenas intenciones’. El 2015 le exigirá a los Cundinamarqueses y a los sectores políticos democráticos e independientes mayor criterio a la hora de ir a las urnas y en especial a la hora de escoger un Gobernador. En lo que concierne al Polo Democrático Alternativo, su participación en esta contienda y en su IV Congreso Nacional, será histórica. Los polistas tendremos la tarea de resguardar su carácter de oposición al gobierno Santos. Conservar su rumbo le permitirá al POLO, en medio de tanto gatopardo y oportunista, encabezar la más grande convergencia política y electoral que le permita avanzar. En síntesis, la fortaleza del POLO es su independencia frente a Santos y Uribe. Finalmente, recuerden que la lógica de votar por ‘descarte’, por el ‘menos malo’ o por miedo, es la vieja trampa de ponernos a escoger entre dos males del mismo origen y que ésta ha sido la herramienta del gatopardismo uribosantista en Colombia para que ‘todo siga igual’. Pregunto, ¿Luego Ardila, González, Cruz y Rey (Vargas Lleras), de una forma u otra, no fueron o han sido uribosantistas? Visto así, en las filas de la Unidad Nacional y el Centro Democrático solo hay continuismo. Año nuevo, cuentos viejos.
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